miércoles, marzo 26, 2008

582

Me tomé el ómnibus a eso de las 7 de la mañana. Tenía evento y quería llegar temprano a organizar el día. El boleto que me dio el chofer guarda no fue capicúa, una vez más.

Dos o tres paradas después que subí, subió una niña con túnica escolar, mochila a la espalda, lentes, pelo negro suelto. Miraba el suelo, estaba un poco enojada. Un pasajero más hasta que su madre desde la parada, mientras el chofer mantenía aún la puerta abierta, tiró un sobrecito con pañuelos descartables y le gritó "agarralos Laura, agarralos". La niña ni se inmutó...

Pagó su boleto y se sentó cerca de la puerta. Las personas pasaban al lado del paquetito blanco y disimuladamente lo esquivaban. Un pasajero lo deslizó suavamente con su pie a un costado. Yo pensé, 'cuando me baje, lo voy a agarrar y se lo voy a dar en la mano a Laura a ver si los acepta' y lo que más me motivaba era la curiosidad de su cara ante mi propuesta.

Pero no pude. Laura se bajó una parada antes que yo.

¿Será el chofer el que estará secando sus lágrimas con los descartables?

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