domingo, mayo 11, 2008

pecesdecolores

Después de Paris vino Amsterdam, Bruselas, vino Brugge.. o Brujas. Siempre con amigos uruguayos contentos de escuchar y poder pronunciar palabras como La Pasiva, el asado de allá, la rambla linda, la yerba uruguaya es distinta que la argentina, los veranos en Rocha, los chivitos de Marcos…

Después de Amsterdam, Bruselas y Brugge vino París y nos sentimos en casa. De nuevo escuchar y leer francés aunque siguiéramos sin entender; poder decir de este lado o del otro del Sena y no como en Holanda que los canales son desordenados, semicírculos caóticos; el barrio tranquilo pero el colorido mercado a unos pasitos ofreciendo pescados y frutas, huevos y ropa, comida china y de otras partes del mundo.

Prendí la radio de siempre y sonaba Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, la pattiserie me esperaba con las baguettes tibias, los croissants con chocolate amargo recién salidos y la sonrisa del bulangeriero que decía “hay otros códigos además de la lengua”.

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